martes, 26 de mayo de 2015
martes, 12 de mayo de 2015
Obediencia a los Padre.
Honestidad
Tus
padres no pueden ayudarte y darte buenos consejos a menos que seas honesto con
ellos. Cuando un padre te da su percepción sobre una situación, esta se basa en
lo que sabe de la situación. Si escondes información a tus padres, es imposible
que te puedan aconsejar. Parte de obedecer a tus padres es confiar lo
suficiente en ellos como para contarles todo y darles toda la información
necesaria para tomar una decisión acertada.
Seguir hasta el final
Cuando tus padres te dan un
consejo o te castigan, es para ayudarte a aprender lecciones que serán valiosas
en tu vida. Los castigos por romper el toque de queda están destinados a
promover el aprecio por las reglas. Para beneficiarte con esas decisiones y
aprender las lecciones que ellos te dan, debes seguir adelante con las
decisiones de tus padres y ver más allá de los castigos hasta el final.

A los seis años de edad, un niño
ya está capacitado para colaborar en casa, hacer algún que otro recado, empezar
a responsabilizarse de sus cosas y gozar de cierto grado de autonomía. Es muy
importante que desde ahora le inculquemos el hábito de obedecer y que no
rebajemos planteamientos. De lo contrario, corremos el riesgo de ver cómo llega
a la adolescencia sin que haya adquirido nunca la costumbre de hacernos caso.
Desde ahora, garantizar un clima de armonía familiar depende, en gran medida,
de la atención que le prestemos a este aspecto de su educación.
Reflexión:
Dios hace énfasis en estas dos
responsabilidades que son difíciles de cumplir por el pecado remanente que aun
hay en el corazón del creyente. Es por la obra de Dios hecha en Cristo, que
podemos, por la fe, poco a poco alcanzar el estándar que se nos pide como
padres y como hijos. Necesitamos orar pidiendo que nuestro Padre Celestial
derrame Su Gracia sobre nuestros hijos para que crean en Jesucristo y puedan
ser más obedientes, y sobre nosotros para que podamos corregirlos sacando
a la luz su pecado, llevándolos a pedir perdón a Dios y a quienes hayan
ofendido. Una familia que se empeñe en cumplir este mandato, proyectará su fe ,
será diferente a las demás, cumplirá su papel de educar buenos ciudadanos
y extenderá el Reino de Dios teniendo una descendencia que proclame su fe en
Jesucristo.
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